En muchas ocasiones he visto a padres y madres angustiados porque sus hijos tienen comportamientos disruptivos o agresivos. Esta actitud que toman los hijos es difícil de entender por los padres primerizos, porque ellos nunca han demostrado ser malos ejemplos. Esta situación debe analizarse a fondo para evitar estos sucesos. Primero, los comportamientos disruptivos no se dan, en algunos casos, por malos ejemplos. Aunque es fundamental tener en cuenta que gran parte del comportamiento de las personas se debe a imitaciones. En el caso de padres primerizos que no tienen actitudes negativas y sus hijos sí es debido a que sus hijos no ven en ellos una figura de autoridad.
Con el pasar de los años, los niños van forjando su personalidad de acuerdo con el entorno y las personas que están más tiempo a su lado. Si los padres de familia no logran mostrar una imagen que demuestre autoridad, nunca se va a tener un control de su comportamiento. ¿Pero realmente es necesario controlar el comportamiento de nuestros hijos? Esta pregunta resulta ser polémica porque muchos padres piensan que el libre desarrollo de la personalidad es dejar hacer que los hijos hagan lo que quieran. Situación ajena a la verdadera educación. Si un niño crece pensando en que puede hacer lo que quiera, será una persona negativa para la sociedad.
De acuerdo con lo anterior, un niño con este pensamiento será perjudicial para la tranquilidad de la familia, porque será incontrolable. Por lo tanto, es mejor prevenir el comportamiento disruptivo y no luego lamentarse por ello. en este caso, la imagen que proyecten los padres hacia sus hijos es de suma importancia al momento de educar.
Pero no se trata de proyectar una imagen agresiva, intolerante e imponente. Sino todo lo contrario, una imagen amigable, cordial y suave. los padres deben ser para sus hijos los consejeros de su vida. Deben guiar su camino para que no tomen actitudes negativas. En este sentido, sus palabras deben ser claras y enfáticas. No demostrar inexperiencia sino lo contrario, conocimiento de la vida. Ser guías, profesores, consejeros y amigos.
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