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La literatura de protesta |
La literatura es una de aquellas formas que permite al ser humano conocer el pensamiento de otras personas y de otros tiempos. La mirada de Erick Auerbach ha postulado que la literatura es una forma de representación de la realidad, en la que se expone la cultura de un momento histórico.
Y a lo largo de los años, ha sido un claro ejemplo de
esta tesis, al mostrar la relación del ser humano con sus creencias, consigo
mismo y con los demás. En los tiempos de protesta, ha servido no solo para
mostrar el absolutismo de los gobiernos, sino para incentivar un pensamiento
crítico en los ciudadanos.
Literatura de protesta y de denuncia social
Hace tan solo una semana, se
popularizó un cuento de Gabriel García Márquez, que muchos interpretaron como un
símbolo de protesta. Este hecho político motivó a que el nombre de este notable
escritor y con ello su obra tuvieron un aumento en las búsquedas en internet. Pero
este es un ejemplo muy sencillo de lo que realmente ha ocurrido en toda la
historia del ser humano.
En el siglo XIX en Colombia, la
literatura tuvo un carácter político, en el que el autor exponía sus ideas
según su criterio ideológico. Es así que por ejemplo, Jorge Isaac, en María,
muestra un sistema liberal en un contexto conservador de la época. En su obra,
los esclavos son liberados y conviven en un ambiente de armonía con sus amos,
lo que es contradictorio con el contexto del siglo XIX, cuando aún los esclavos
debían obedecer a sus dueños. Este tipo de literatura sirvió para crear un
criterio social entre sus lectores. Sin ahondar en muchos detalles sobre el
contexto de la mujer, la cual fue representada también como un sujeto político
de notable interés para la sociedad del momento.
- Sigue leyendo: ¿Cómo incentivar la lectura?
En el siglo XX, la literatura
tomó una papel más relevante en la sociedad, al dar a conocer las dictaduras
latinoamericanas como representación crítica de la realidad. En el siglo XX, en
Latinoamérica, en el contexto político, cada país tuvo su propio dictador, que
cometió vejámenes contra la población civil. La literatura fue el canal que
mostró estos hechos, como una forma de crítica de la sociedad. Miguel Ángel
Asturias, Gabriel García Márquez, Alejo Carpentier, entre otros, fueron autores
que publicaron obras sobre las diferentes dictaduras y las dieron a conocer a
nivel internacional, siendo Miguel Ángel Asturias el ganador del Premio Nobel en
este contexto. La literatura sirvió como un arma ideológica que permitió crear un
criterio político entre sus lectores.
La literatura de denuncia social
ha servido para mostrar de una forma pública lo que los medios de comunicación
no hacen. Mario Vargas Llosa, con el Viaje del Celta, denunció los crímenes de
las empresas caucheras contra los indígenas, como lo había hecho José Eustasio
Rivera con la Vorágine.
Gabriel García Márquez se ha
vuelto popular recientemente por incluir en su obra la masacre de las bananeras
ocasionada por el Gobierno en apoyo a la multinacional Unity Fruits. Lo más
destacado de esta denuncia, es que este autor dice en su apartado final cómo se
logró mantener oculta semejante masacre, recurriendo a las herramientas de la
lengua para metaforizar el olvido y la ceguera de los políticos y la sociedad.
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