Conocido como el Marqués de Sade (1740-1814), su nombre real era Donatien Alphonse François de Sade, se dedicó al mundo de las letras desempeñándose como filósofo y escritor de cuentos, novelas y piezas teatrales.
Biografía del Marqués de Sade
Su titulo y trabajo dio nombre y
sentido al sadismo como una perversión sexual en la que se obtiene satisfacción
infligiendo dolor físico o mental a los otros en un evidente gusto por la
crueldad. Propiamente su vida y obras eran reflejo de una mente libre y pasional. Con una ferviente pasión por el sexo, Sade mantenía una vida
libertina con encuentros frecuentes con prostitutas, orgías y amantes
esporádicas. Casado con la hija de los Montreuil: Renèe-Pélagie Cordier de Launay de Montreuil,
creía en el matrimonio por amor y no por imposición, pero el suyo, con tres
hijos de por medio, fue programado y acordado por su padre por intereses
económicos, a lo que Sade accedió pero no brindo la mejor vida a su compañera.
Dentro de una cultura bastante
reservada, Sade rompió y transgredió los linderos sociales en sus obras,
representando de la forma más literal y extremista las distintas perversiones
humanas, el gusto por las violaciones, el pasional sexo, las tendencias
fetichistas de figuras importantes como los representantes del fascismo de
Mussolini en Italia. Sade en su obra Las
120 jornadas de Sodoma representa las perversiones que los fascistas
tenían; represada y perseguida su obra por más de 35 años, tuvo circulación
clandestina y llegó a los cines bajo la dirección de Pier Paolo Pasolini.
Descarga aquí |
Sus obras se caracterizan por
presentar un personaje principal antihéroe, son sujetos victimas del
masoquismo, de agresiones sexuales y disertaciones, en las que, con sofismas,
justifican sus actos y de los que son víctimas. El eje temático de sus obras es
el vicio sobre la virtud, demostrando un constante ateísmo e inconformismo con
el sistema, representa parafilias y actos violentos como centro del deseo
humano.
Gracias a sus obras y un par de
leyendas, que giran en torno suyo, pasó veinte años de su vida encarcelado,
siendo llevado a prisión en distintas ocasiones por el Antiguo Régimen, la
Asamblea Revolucionaria, el Consulado y el Primer Imperio francés.
Sus obras llegaron a estar
incluidas entre los libros prohibidos de la iglesia católica, y fue enviado al
manicomio de Charenton por su obra Justine
en los últimos años de su vida. Aunque estas obras tuvieron circulación
clandestina, fueron escritores posteriores quienes rescataron el valor
intrínseco de sus páginas. Es así, como grandes autores del nivel de
Dostoyevski, Flaubert, Rimbaud y Apollinaire encontraron una fuerte influencia
en su lectura para las obras que de su mano les fueron reconocidas. Los
surrealistas lo denominaron como Divino
Marqués como un reconocimiento a su talento erótico y en relación al Divino Aretino, quien fue el primer
autor erótico del siglo XVI.
El talento del Marqués no solo
permitió la creación del sustantivo de sadismo, sino que dejó a la historia dos
interesantes leyendas a su nombre. La primera, es el asunto de Rosa Keller, una
amante a la que azotó y torturó sexualmente. Y el segundo, es el Escándalo de
Marsellas, un evento en el que tras una orgía fue acusado de sodomía, tortura,
agresión y envenenamiento a los asistentes con bombones de cantárida y
chocolate, produciéndoles a sus consumidores nauseas, vómito y diarrea.
El Marqués abrió los campos de la
sexualidad a los ojos de un público acostumbrado al secreto y silencio,
develando las facetas más interesantes y perversas del hombre. Leerlo, incluso
en nuestros días, es un reto y una aventura hacia las más oscuras puertas del
ser humano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario