Cómo manejar las recompensas por buena conducta en los hijos

Muchos padres de familia viven interesados en complacer a sus hijos mediante regalos, aunque no está mal hacerlo tampoco está bien si se hace solo por satisfacer los caprichos de los hijos. En ocasiones es importante demostrarles el cariño y amor no solo con cosas materiales, porque de pequeños todos nos hemos acostumbrados a ser materialistas y a vivir por los objetos y esto acarrea comportamientos inadecuados y desagradables para las personas. Por ello, en este artículo quiero ilustrar cómo es el manejo de un regalo físico ante un niño con mal comportamiento y por qué hacerlo de esta forma. 

Los niños que tiene un comportamiento agresivo e intolerante es porque son caprichosos. Sus padres, en vez de frenarla, refuerzan esta conducta mediante el uso de regalos con tal de que ellos dejen de gritar, golpear o molestar, sin embargo, si un padre de familia quiere eliminar esta conducta de sus hijos deberá hacerlo de otra forma. 

 primero debe mantener una posición de autoridad y no bajar la guardia, esto no quiere decir ser padre regañón, intolerante y descuidado, solo debe demostrar que él o ella es el papá o la mamá y por ende es la persona que toma las decisiones. En ocasiones, en los hogares el rol se cambia y es el hijo el que decide. En este momento, el padre de familia ya ha perdido cualquier símbolo de autoridad. 

El uso de regalos debe hacerse objetivamente, es decir teniendo siempre la finalidad de premiar o reforzar buenas conductas y nunca por satisfacer los caprichos de los hijos. Por ejemplo, si él o ella logra una hazaña en el colegio, esta es una gran oportunidad para darle algo que demuestre que su actitud debe continuar. En el caso de un joven con malos comportamientos, nunca se le debe chantajear, diciéndole ¡cálmate y te lo doy! Las palabras adecuadas para frenar esta actitud es: ¡No debes gritar! Cuando haya calmado su ira, se le da un regalo o refuerzo pequeño. Luego, cuando haya podido controlar definitivamente su temperamento se le da el refuerzo más grande. 

De esta forma, con palabras suaves, se le detiene su mal comportamiento y con refuerzos después de que se haya calmado se frenan malas actitudes. 


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