Crear rutinas saludables

El desconsuelo de saber que un hijo tiene autismo se compensa con el amor que ellos pueden llegar a demostrar. Aunque el amor para ellos es algo más tangible que sentimental. Un niño con autismo puede vivir una vida tranquila, saludable y de cierto modo alegre. Pero para llegar a este punto primero los padres deben ser educadores antes que padres. Por ello, es importante que desde niños se creen rutinas que los beneficien.  Una de ellas, y la más importante, es el control de esfínteres o ir al baño. Luego se debe tener claridad en que un niño autista no es un extraterrestre, sino una persona que ve el mundo de otro forma, como si fuera un emprendedor de negocios. 

Las rutinas deben ser beneficiosas y no obligatorias, es decir que el niño comprenda que pueden ocurrir cambios en la situación, pero no modificaciones. Por ejemplo, desde muy pequeño, se debe calcular el promedio de idas que el niño va al baño y la hora en que lo hace, luego se establece esta rutina a la hora determinada, pero con el tiempo se modifica el lugar, para que cuando él tenga ganas de ir al baño pueda hacerlo en cualquier parte y no solo en un baño determinado. Esto con el fin de evitar pataletas cuando se está de visita en otra casa, en otro lugar o de visita en algún sitio turístico. 

Otra rutina fundamental en un niño en condición de autismo es lograr mantenerse estable en un sitio determinado o no perder el control en situaciones que le desagradan. Para esto hay que identificar el tiempo máximo que el niño puede estar sentado en un sitio determinado, por ejemplo el salón de clases o colegio, luego, se establece la rutina de permanecer allí el tiempo máximo y luego ir aumentando gradualmente cada semana o cada mes, dependiendo del comportamiento. En este periodo es importante no ponerle tareas diferentes a las de soportar el lugar de manera calmada. El objetivo de este ejercicio es mantener la calma, y no ningún otro. 

De igual manera es el desarrollo de aceptación de lugares, objetos y personas. Muchos niños autistas no soportan ver a payasos, policías o ciertas personas, que por su labor, pueden causar asperezas en él. En este sentido se utiliza la misma estrategia: determinar el tiempo máximo que él puede soportar y gradualmente subir el tiempo hasta el punto en que logre mantener la calma por un largo periodo. 

De esta forma se va logrando un mejor control de su comportamiento y a la vez él puede ir regulando su actitud. 


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