Cómo manejar un comportamiento disruptivo en nuestros hijos

Muchos padres de familia y profesores se sienten temerosos por los malos comportamientos de los adolescentes y de los niños. Y no es para tanto. Viendo en internet una publicación sobre algunos casos de niños asesinos que mataron a sus padres, amigos y familiares la situación amerita un análisis en profundidad. La publicación de los niños asesinos no es ajena a nuestra comunidad, porque en los casos citados por la publicación, estos niños tenían un comportamiento agresivo pero no al extremo. Entonces, ¿qué hacer para prevenir este tipo de acciones? o ¿cómo educar adecuadamente a nuestros hijos?

Lo primero es dejar de tener miedo, porque tampoco es para pensar en que nuestros hijos son criminales. Solo existe esta posibilidad cuando su comportamiento lo demuestra. Sin embargo, los docentes pensarán en que su situación no es extraña a este análisis. Muchos adolescentes se vuelven criminales porque sus padres no han sabido detener su comportamiento disruptivo. Es en este aspecto cuando quiero dar unos consejos prácticos para prevenir esta situación. Primero hay que tener en cuenta el buen manejo de las recompensas. Este sería el primer paso para la prevención, pero no el único ni el más importante. 

Cuando un adolescente se le impide o se le niega un permiso se siente defraudado y por consiguiente su actitud será diferente. Algunos se volverán agresivos y otros lo tomarán de manera más racional. Sin embargo, en el primer caso, se debe manejar la situación muy inteligente para evitar consecuencias graves a futuro. Es en este caso cuando quiero presentar las posibles acciones para manejar la situación. Lo primero es hacer ver que la decisión está tomada y no hay marcha atrás. El padre de familia, papá y mamá, debe mantener su orden y su castigo inquebrantablemente. Cuando su hijo se haya calmado, se habla con él pero no se menciona su agresividad ni su mal comportamiento. Solo se le felicita por estar calmado. En ningún momento debe haber marcha atrás sobre la decisión tomada, porque generaría confusión que más adelante puede ser tomada como arma para el propio beneficio de su hijo. 

En una situación en la que el adolescente se encuentra rogando para conseguir lo que se le ha negado,  los papás y las mamás pueden perder su voluntad y caer en su juego. Si se pierde una vez, siempre se va a seguir perdiendo. Y ¿Quién es realmente el perjudicado? ¿Los padres o los hijos? Obviamente la respuesta es clara. Son los hijos los perjudicados porque, primero, piensan que rogar es una solución y, segundo, que siempre podrán obtener lo que quieren. Y es allí cuando la vida les cobra esta mala educación. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario