Literatura sobre Vampiros |
Antes de continuar con esta entrada, es conveniente muy bien diferenciar la literatura sobre vampiros desde una mirada histórica y aquella más comercial, que solo busca vender. Por lo tanto, hablaré en esta entrada sobre aquellas obras más historicistas, con componentes culturales y de autores clásicos.
Los Vampiros en la literatura
Los vampiros son un componente
cultural que ha estado presente en varias sociedad a través de la historia. Sin
embargo, es mucho más fuerte su presencia en la Europa Oriental, donde
evidentemente surgen los demonios chupasangres que atacaban a los cristianos.
En esta parte de Europa, el cristianismo, por su aislamiento, se arraigó más el
pensamiento de los demonios.
Es difícil poner un punto de
origen sobre esta creencia, debido a que diferentes culturas hablaban sobre
demonios. Incluso, en la mitología nórdica y los pueblos eslavos existen
también demonios chupasangres. En la literatura es igual. Darle un punto de
origen resulta ser complejo, debido a la cantidad de obras que toman a demonios
como parte de sus personajes. Pero, si ha existido esa recurrencia en escribir
sobre personajes que mueren, se levantan de sus tumbas, chupan sangre y atacan
a las personas.
Historia de la literatura sobre vampiros
En el 1748, en Alemania se
publicó en una revista de Leipzig un número especial sobre vampiros. Pero no
hablaba de un personaje con estas características, sino simplemente hablaba de la
galantería de un joven que amenazaba con volverse un vampiro para acechar a su
amada por las noches. Este tipo de literatura mantenía el folclor del
vampirismo vigente.
En 1773, en Alemania, Gottfried
August Bürger (1747-1794) publicó Leonore, un bello poema que habla sobre una
enamorada que pierde a su pretendiente. Una noche llega él a su cuarto, se la
lleva en su caballo y al finalizar la noche, él se va mostrando cómo realmente
es: un muerto viviente. En este sentido, la obra lo que hace es mostrar la
cultura vampírica en una región.
Alemania seguiría produciendo un sinfín
de obras similares. Pero, seria con Bram Stoker (1847-1912) y su novela
Drácula, publicada en 1897 que el tema de los vampiros adquiría mayor fama a
nivel internacional. Lo interesante de esta obra no es su componente de
ficción, sino su ambientación fantasmagórica y la recreación de una cultura
desconocida para ese entonces por una gran parte de la población occidental. La
obra trata sobre Valaquia Vlad III, el empalador, o Vlad Drăculea, un príncipe rumano
que se hizo famoso por empalar a sus enemigos. Su fama adquirió connotaciones vampíricas.
Bram Stoker lo que hizo fue mostrar su fama en una obra occidentalizada. De ahí
que varios escritores de la época resaltaran su genialidad literaria, como por
ejemplo, Óscar Wilde y Artur Conan Doyle.
Alexandre Dumas Padre (1802-1870)
también realizó una maravillosa obra llamada La dama pálida, publicada en 1848.
Esta obra también se le conoce cómo La
bella vampirizada o El vampiro de los Cárpatos. Trata sobre una joven que debe huir
de su país, luego de que estallara la guerra entre Rusia y Polonia en 1825. Ella
llega a un enorme castillo, en donde existen dos hermanos y su madre. Los dos
se enamoran de ella. La obra está enmarcada dentro de la literatura de terror. Sin
embargo, quien empieza a leerla no notará ningún componente inicial del terror.
Solo al final de la historia es cuando se da a conocer este componente. La
joven descubre que uno de sus enamorados ha muerto y regresa a la vida como un
vampiro chupasangre.
La dama pálida representa la
cultura oriental de Europa y sus creencias en los vampiros. El aspecto cultural
es lo más marcado de toda la obra, debido a que describe tanto el
comportamiento de los habitantes de una región oriental de Europa como la
vestimenta, creencias y religión.
Esta obra se diferencia de las
obras recientes y comerciales sobre vampiros porque no añade más elementos de
ficción que los que se encuentran en la cultura europea de ese entonces. Los vampiros
son mostrados como demonios en una sociedad que cree en ellos como si fueran
personas reales.
En estas obras mencionadas, el
elemento primordial es la cultura. Los vampiros no se alejan de ella y no son
personajes enmarcados en sociedades contemporáneas con rasgos comerciales. Son vampiros
tal como la misma historia los ha creado.
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