Fomentar la Escritura |
El diario en el aula de clase es una estrategia para fomentar la escritura y al mismo tiempo incentivar la lectura en los estudiantes. Para llevar a cabo esta estrategia es necesario tener en cuenta que la escritura debe ser tomada como un proceso planificado y pensado, y no una tarea inmediata.
Si bien es cierto que los
estudiantes hoy en día sienten apatía al escribir textos informativos,
argumentativos o narrativos, también es cierto que ellos desde su intimidad
escriben para ellos mismos o para su grupo de amigos. El diario es aquella
forma íntima para incentivar la escritura creativa de los estudiantes. Se busca
con esta actividad que el estudiante escriba, pero en ningún momento se busca calificar
su ortografía o su nivel de redacción; esto viene después. El objetivo
principal es que él escriba un párrafo o una hoja por día.
Componentes del diario
El diario debe contener, desde la
parte formal de la escritura, un título y un resumen. El título busca motivar
el sentido de pertenencia, por lo cual debe ser original e inédito. El resumen
debe contener los propósitos del estudiante, es decir, se busca que su proceso
de escritura esté centrado en un tema importante de su vida, y no solamente
rellenarlo con frases y párrafos carentes de coherencia. La estructura debe ser
continua. El estudiante escribe hoy sobre sus sentimientos o tristezas, y en la
última hoja debe expresar el análisis de estas emociones o escribir sobre su
éxito en ciertas etapas de su vida.
La coherencia en el diario
La coherencia es indispensable en
esta actividad y esta se refiere a un hilo conductor que se lleva en todo
texto. Es decir, no se puede empezar escribiendo sobre política y terminar
hablando sobre religión, sin tener en cuenta la unidad textual. Lo mismo sucede
con el diario en el aula de clase. Es posible, claro está, que el diario sea
utilizado solo para escribir sobre diferentes temas o frases. Sin embargo, en
este caso, se busca la motivación futura para que el estudiante logre escribir
un ensayo, un cuento o una novela corta. Un diario con diferentes temas no
enseña la coherencia o la unidad textual.
Un ejemplo claro de esta
situación es la obra Diario de Ana Frank, en el cual desde la experiencia íntima,
Ana Frank cuenta su vida y su trágica experiencia en el conflicto de la Segunda
Guerra Mundial. La coherencia es evidente y esto es lo que el docente debe
tener en cuenta. Se presume que Ana Frank escribió otros libros u otros
diarios, sin comprobarse. Sin embargo, si esto fuera así, el diario fue el
punto de inicio a su proceso de escritura y es lo mismo que buscamos como
docentes.
El trabajo anterior ya ha permitido
llevar a cabo dos procesos intelectuales en el estudiante: la lectura y la
escritura. El estudiante lee y escribe. Toma una referencia y guía su escritura
en lo que ha leído. Por ello, es importante que el docente incentive a los
estudiantes en la lectura de diferentes obras (Leer también: Escritores para fomentar la lectura en el aula)
Finalmente, se prosigue a la etapa final de la escritura como proceso mediante el uso del diario que es la revisión y relectura de lo escrito. Pero esto lo debe hacer primero el mismo estudiante, el cual lee lo escrito y corrije sus errores.
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