Incentivar el pensamiento crítico a partir de Utopía de Tomás Moro

incentivar el pensamiento critico y la lectura
Pensamiento crítico

Utopía de Tomás Moro es una obra que describe un lugar ideal. Una narración perfecta que pone de manifiesto varios aspectos éticos y morales de la sociedad. 

En la escuela, actualmente, se puede tomar esta obra para fomentar una discusión y de esta forma incentivar el pensamiento crítico y fomentar la lectura en los estudiantes.

Utopía comienza con un diálogo y la narración de Rafael, un personaje ilustre que ha recorrido varias partes del mundo. Se menciona a Américo Vespucio y sus viajes al Nuevo Continente. Sin embargo, no es pretensión mía hablar de la obra sino de uno de sus diálogos, en los que pone de manifiesto una situación ética y moral de la sociedad y el sistema de justicia de una nación. En este punto es cuando el docente puede tomar esta obra para realizar tres actividades en el aula: primero, la lectura de la obra; segundo, la mesa redonda para fomentar la discusión por medio de argumentos y tercero, el pensamiento crítico.

El pensamiento crítico en la escuela y la argumentación objetiva


En situaciones que involucran la ética y la moral, siempre una persona va a justificarse mediante su experiencia de vida, la cual es diferente a la de sus contrapartes. En la antigua Grecia, se creía que la moral era una conducta que se regía de acuerdo a la cultura de una nación y por ende no se podía juzgar a otra nación por sus acciones, mirándola desde una visión externa.
En Utopía hay un diálogo inicial que pone en igualdad de condiciones el castigo de un ladrón que roba por necesidad y el castigo a un estudiante que no aprende. Rafael dice que el Estado no puede juzgar severamente con la muerte a un ladrón sin antes fomentar iniciativas que impidan que él llegue a ese punto. Rafael dice que un profesor no puede castigar a un estudiante porque no aprende, sin antes haberle enseñado correctamente.

Luego, un poco más adelante del primer capítulo, habla de las penas por robar y asesinar. En el diálogo, hay igualdad en la pena, es decir, el ladrón y el asesino reciben la pena capital. Rafael dice que se está dando a entender que un ladrón puede asesinar y robar y recibirá la misma pena y esto lo único  que hace es que se aumenten los asesinatos. Dice luego que la pena debería ser gradual al delito que comete una persona y de esta forma se evitarían delitos atroces.

Su contraparte justifica que el Estado no puede disminuir la pena, o de lo contrario no habría miedo y todos cometería el delito. Si no hay pena capital, entonces se incrementaría el robo porque nadie teme la justicia del Estado. Rafael dice que el Estado no es Dios para quitar la vida, ya que esta es sagrada. Este diálogo continua y resulta ser interesante y atractivo para los jóvenes. Pero lo que nos atañe es dirigir la atención del estudiante hacía el pensamiento crítico, por ende, en una mesa redonda, el docente, después de comprobar que el estudiante haya leído este primer capítulo, formula unas preguntas:

  • ¿La pena capital es una buena sentencia para disminuir los delitos en un Estado?
  • ¿Por qué justifica Rafael su pensamiento sobre la justicia?
  • ¿Es culpa del docente que un estudiante no aprenda o es culpa del estudiante por no aprender?
  • ¿Es culpa del ladrón cometer su delito o es culpa del Estado el que haya ladrones?


Aparte de estas preguntas, el docente puede formular otras más que den cuenta de la lectura del estudiante y de su crítica hacia este delito y sus causas.

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