Cómo saber si una novela es buena |
Ante la pregunta hecha por mis
estudiantes de ¿Cómo saber si una novela es buena? Debo recurrir a que la
respuesta no necesariamente está en los gustos de cada persona; debido a que
cada obra está escrita o dirigida a un determinado público. Harry Potter es una
novela exitosa por el gusto de los jóvenes, pero es mala para algunos docentes
universitarios. En esta entrada explicaré qué necesita una obra literaria, sea
novela, poesía, cuento o drama, para que se catalogada como buena; pero hay que
tener en cuenta que a mientras a un grupo de lectores les gusta Edgar Allan
Poe, a otros no y esto sucede con toda obra artística.
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Literatura de calidad
La calidad es un componente
esencial de todo aquello que merece la atención. En la literatura, obras
universales que han traspasado el tiempo siguen manteniéndose vigentes por el
interés recurrente de los lectores a través de diferentes generaciones. La
literatura de calidad está hecha a partir de la intelectualidad del escritor y
no es una mera casualidad del destino que ha puesto a una persona que sin experiencia
y sin conocimiento a publicar textos.
La calidad de una obra se determina a partir de los siguientes componentes:
- Uso
adecuado del lenguaje
Si estamos hablando de un escrito
en el cual se está contando una historia, lo menos que puede hacer un escritor
es saber entender muy bien la estructura básica del español o del idioma en el
que se escribe. El lector, desde la primera palabra que lee, sabrá si se hace
un buen uso del lenguaje escrito y esto es perceptible fácilmente, por la
sonoridad al momento de leer. El autor que no tenga conocimiento en gramática no
podría pensar en escribir. Ese cuento que muchos autores cometían errores
ortográficos y escribieron grandes obras es una falacia que desmerita la
intelectualidad de dichos escritores. Una cosa es cometer un error al escribir
una palabra y otra es no conocer cómo se escribe una oración.
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- Uso
adecuado de las metáforas y la semántica
La semántica es fundamental en
una obra literaria. Esta se refiere al uso del lenguaje figurado, el cual da a
entender un mensaje mediante el uso poético, en ciertos casos, de las palabras.
Una obra literaria que carezca de este componente no tendría la calidad
necesaria para entretener al lector. La semántica es el sabor y el autor puede
utilizarla en la medida que considere necesaria para hacerse diferenciar. Solo
hay que entender que el arte de la semántica no se puede minimizar a frases
simples, carentes de sentido.
- Uso
inadecuado de las figuras literarias
En el anterior párrafo se dijo
sobre la conveniencia de utilizar las metáforas en una obra literaria; sin
embargo, ahora queremos resaltar que no es tan adecuado usar las figuras
literarias de forma exagerada. En ciertas ocasiones, los autores noveles buscan
que su obra cause un gran impacto y recurren al uso exagerado de las figuras
literarias; en especial, la hipérbole, la personificación y la anáfora de
manera repetitiva, haciendo que dentro de estas figuras se pierda el mensaje de
la obra.
La hipérbole es muy recurrente en
la poesía, y es un recurso útil para
explicar ciertas situaciones comunes que realizan los personajes según sus
características regionales; Gabriel García Márquez hacía uso de este recurso en
sus novelas. Sin embargo, se vuelve fastidioso cuando es muy recurrente. La anáfora
es igualmente un recurso apropiado en la poesía, y se utiliza en los textos
narrativos con una estructura particular. Se trata de repetir las palabras para
crear sonoridad y de cierta forma ayuda a que una obra literaria sea agradable
cuando se lee en voz alta; pero si no se sabe utilizar, es mejor no repetir las
palabras y los sonidos.
- Una
historia bien estructurada
En mi experiencia como lector de
obras clásicas y recientes puedo decir que no interesa si la historia es de fantasía,
fantasmas o de algún hecho histórico o simplemente es la historia de una
persona sentada en un parque que ve palomas; lo que interesa realmente es cómo
se cuenta esa historia y cómo desde el inicio se atrae el interés para llegar
al final. Pero si desde las primeras páginas no se quiere llegar hasta la
última, la obra no es de calidad. El objetivo de toda novela es que el lector
pueda concluir satisfecho todo el libro. En ciertos casos, se llega hasta el
final, pero resulta que la conclusión no es del agrado del lector; pero esto no
quiere decir que la obra sea mala, sino que no se ajustó a los gustos de ese
lector.
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